CÓMO FUNCIONA:
La evaporación del dióxido de azufre se consigue mediante una corriente de vapor vegetal, generado por el propio mosto, y
recirculado a través de un fiable sistema mecánico de recompresión.
El vapor, rico en SO2, se hace burbujear en un borboteador, contenido en un neutralizador, en el que una reacción química instantánea descompone el 100% del SO2 presente.
CARACTERÍSTICAS DEL TRATAMIENTO:
El tratamiento del producto es extremadamente rápido, por lo que la exposición a la temperatura del proceso es mínima.
La recuperación de los vapores neutralizados garantiza que no se pierdan los aromas presentes en el producto a tratar.
Para conseguir una eliminación óptima del dióxido de azufre (inferior a 10 ppm), el producto debe estar bien preparado en el
momento de la transformación y, posteriormente, bien almacenado.
Toda fermentación de anamoles en un medio rico en SO2 y, por tanto, pobre en oxígeno genera compuestos que impiden la
evaporación del SO2 y, por tanto, su eliminación.